El problema con estas cosas es que la mayoría de la gente se cree que forma parte de un grupo especial al que los límites de alcoholemia o de velocidad hay que aplicar, pero con reservas, porque ellos saben perfectamente lo que tienen entre las manos, saben beber y conducir, etc. Y si se estrellan es por mala suerte, por mala señalización, porque la carretera estaba en mal estado, porque, porque, porque...
Nunca es por imprudencia, exceso de velocidad, exceso de confianza o exceso de alcohol (está demostrado absolutamente que incluso niveles de alcohol por debajo del límite dismunuyen la capacidad de reacción).
Pero claro, habría que hacer varias categorías: una, con menos limitaciones para los hombres españoles de más de 40 años (y si crees en Dios, en Franco y en Don Santiago Bernabéu, puedes ir un 20% más rápido y tomarte una cerveza más), y el resto para mujeres, conductores jóvenes, etc.