El Gobierno francés ha decidido convertir en delito los excesos de velocidad que superen en 50 kilómetros por hora el límite permitido e introdujo otras medidas para tratar de reducir el número de muertos en las carreteras, que ha aumentado un 10 por ciento en lo que va de año.

Hasta ahora sólo eran considerados delitos, y por tanto susceptibles de ser penados con cárcel, el exceso de velocidad en caso de reincidencia, pero el Ejecutivo ha decidido que tenga esa consideración desde la primera infracción.

Además, se suprimirán las señales que advierten de la presencia de radares de medición de velocidad y se sancionará a quienes avisen de su existencia. Se desplegarán en las carreteras mil nuevos radares antes de finales de 2012 y se probarán los llamados radares móviles, situados en vehículos camuflados y que miden la velocidad en circulación.

Con esta medida, el Gobierno galo ha previsto salvar "al menos 770 vidas", que se sumarán a las 23.000 que, según sus estimaciones, se han preservado gracias a la reducción de la velocidad en las carreteras desde el endurecimiento de los controles en 2002.

El descenso del número de muertos se detuvo en los últimos meses y en lo que va de 2011 se ha incrementado de forma importante. En abril han fallecido 355 personas en accidente de tráfico, un 20 por ciento más que en el mismo mes de 2010, lo que ha llevado al Ejecutivo a endurecer las medidas para tratar de mantener la cifra de víctimas mortales por debajo de las 4.000 del año pasado.

Entre sus decisiones, el Ejecutivo no ha introducido la reducción de la velocidad en los núcleos urbanos. El conjunto de medidas no incluye tampoco el descenso del techo máximo de alcoholemia en sangre, establecido en Francia en 0,8 gramos, pero se endurecen las sanciones a quienes lo superen, para los que se prevén fuertes multas y la retirada de ocho puntos del carné, en lugar de seis.

Quienes tengan más de 0,5 gramos, como hasta ahora, pagarán una sanción y se les quitará un punto. A quienes hablen por teléfono al volante se les retirará tres puntos en lugar de dos, al tiempo que se descarta prohibir los auriculares. Las sanciones también se agravan para quienes manipulen dispositivos táctiles que no sean un GPS, que se enfrentan a penas de 1.500 euros y tres puntos de retirada del carné.

El Ejecutivo también ha introducido medidas para los motoristas, que representan el 24 % de los muertos, pese a que son el 2 % del tráfico. Será obligatorio llevar chaleco reflectante y las matrículas aumentarán de tamaño para facilitar la identificación de quienes cometan sanciones.

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