Cuando llegamos a la bodega Carmelo Rodero (de la que todavia no han colgado fotos) el recibimiento fue muy familiar, nos esperaban con cariño, embutidos, queso y buén vino.
Esta es la mejor forma de recibir a los viajeros.
Maria la hija del dueño, un 10 de simpatia, belleza (verdad que si Ragecla?) y sobre todo paciencia y buén humor.
Sobre la comida en Roa en el restaurante El Nazareno, toda la razón para Rody, cordero como ese no habia comido todavia, hasta Inma que no es de las de cordero se zampó un buen plato.
Cepa 21, nos presentó otra forma de ver y entender las bodegas, marketing, diseño, glamour... pero el vino era mucho mejor en la bodega de la mañana.