Así es, esta mañana he salido a probar la bici con los nuevos frenos y la primera sensación es que no frenaban más que los de zapatas, eso sí, el tacto, la suavidad y el poder frenar con un sólo dedo es sensacional. Imagino que al ser nuevos tienen que adaptarse las pastillas a los discos, el caso es que después de sólo 10 kms y dos bajadas importantes, la frenada se ha vuelto mucho más contundente, no llegan a clavar pero van en camino...